A tan solo una hora de Guadalajara, en el pintoresco municipio de Tepatitlán de Morelos, se encuentra una joya que combina historia, tradición y el inconfundible sabor del tequila: Casa Trujillo, una finca con casi tres siglos de antigüedad que abre sus puertas para ofrecer una experiencia inolvidable en el corazón de Los Altos de Jalisco.
Desde su apertura a mediados de mayo, esta hacienda alteña se ha convertido en un destino imperdible para quienes buscan sumergirse en la cultura tequilera. En un recorrido de aproximadamente 40 minutos, los visitantes pueden conocer cada rincón de la propiedad, disfrutar de una cata de tequila blanco de cortesía y descubrir cómo la esencia de México se vive en cada detalle. “La finca está restaurada y diseñada para el visitante, con una estética vernácula mexicana que encanta tanto a los turistas nacionales como extranjeros”, comparten sus anfitriones. “Queremos que la gente conozca los cuatro apogeos de nuestra casa, pero también los matices culturales de todo el país”.

Inspirada en La Casa Azul de Frida Kahlo, en Coyoacán, la restauración de Casa Trujillo incorpora elementos arquitectónicos y decorativos de estados como Chiapas, Oaxaca, Hidalgo y Guerrero, creando una atmósfera auténtica que transporta a otra época.
No es de extrañar que muchos visitantes —incluso del extranjero— elijan este escenario para sesiones fotográficas únicas entre agaves y muros llenos de historia.
A diferencia de la tradicional ruta tequilera del Valle, que abarca municipios como Tequila, Amatitán y El Arenal, Casa Trujillo celebra el paisaje agavero de Los Altos de Jalisco, demostrando que esta región también tiene mucho que ofrecer al mundo.
Aquí, la experiencia se vive desde una perspectiva distinta: más íntima, más alteña y profundamente ligada a la vida hacendada de antaño.

El recorrido lleva a los visitantes por los hornos de mampostería donde se cuecen las piñas del agave azul, el proceso de embotellado del tequila blanco y finalmente al encantador espacio llamado El Cuarto de la Viejita, una tienda de raya recreada con gran detalle.
Casa Trujillo se distingue además por su concepto único: no es una tequilera, sino una tequilería, dedicada exclusivamente a la producción de tequilas blancos, sin una sola barrica, lo que la hace auténtica y singular en el panorama tequilero de Jalisco.
Déjate conquistar por la historia, los aromas del agave cocido y el encanto alteño de Casa Trujillo, donde cada sorbo de tequila cuenta una historia que comenzó hace 300 años.
