En pleno 2025 se conoce el Berlín de 1929, una época de frivolidad, falsa alegría y erotismo la víspera del Año Nuevo y un cambio inminente ante la amenaza del partido nazi, con gran éxito se dio la presentación del musical Cabaret, en las instalaciones del Teatro Galerías, que se transformó en el legendario y clandestino Kit Kat Club.

Su deslumbrante estrella Sally Bowles, su enigmático maestro de ceremonias, las chicas y chicos del Kit Kat y su espectacular orquesta, Cabaret deslumbro al público tapatío con dos funciones y localidades casi agotadas.

En su segunda función de la puesta en escena protagonizada por Itatí Cantoral, ya extasiados de su primera aparición, y tras la tercera llamada se levantó el telón de nueva cuenta y el Kit Kat Club abrió sus puertas de nuevo el cual en su ambientación en Berlín, comenzó la orquesta en vivo y el Maestro de Ceremonias dio la bienvenida a los clientes que decidieron recibir el Año Nuevo de 1929 en este lugar tan peculiar.

Cliff Bradshaw es un escritor que llega a Berlín a buscar una historia y la encuentra sin saber que también iba a vivirla; el personaje es bisexual en una época difícil, pero en un país donde había más libertad sexual y pese a que Alemania acababa de perder la guerra, era un ambiente muy cultural.

Después conoce a Sally, un cometa de fuego, que tiene algo magnético, y sostienen un romance muy extraño, y aunque lo mejor del musical fue llegando poco a poco con la aparición de Sally Bowles en escena, la cantante estrella del Kit Kat Club, también se enamora de un escritor estadounidense.

La puesta en escena se convierte en un espectáculo digno, con numerosas sorpresas visuales durante la representación, en todo momento, se mantiene la coherencia y el buen gusto, generando una estética sugerente que capta la atención del público.

El personaje de Sally Bowles es interpretada por Itatí Cantoral, demuestra su experiencia actoral, mostrándose firme y dispuesta a disfrutar cada minuto en el escenario, donde construye un personaje vulnerable, carente de estabilidad, que anhela ser amado y protegido, pero que al mismo tiempo teme al compromiso, lo que la lleva a tomar decisiones poco acertadas.

Cabe destacar que en el número musical, Cantoral introduce al público en una versión de Sally más oscura que carismática, llevándolos en un viaje emocional que puede resultar doloroso y alejado del glamour del espectáculo.

Uno de los papeles más codiciados en el género musical es el del Maestro de Ceremonias del Kit Kat Club, e importante hacer una mención especial al ensamble de este montaje, quienes brillan con luz propia y llenan de energía el escenario con cada una de sus participaciones.

El diseño de escenografía convierte todo el teatro en un espacio inmersivo que ayuda a los espectadores a involucrarse desde el momento en que toman asiento, tendrán al elenco muy cerca de ellos.

El Kit Kat Club se transforma en un espacio deslumbrante y seductor que invita a dejarse llevar por los excesos, así como parte de la escenografía, logrando resultados óptimos, con cambios sutiles y rápidos.

Sin duda que Cabaret es un musical que atrajo la atención, debido a que exploró la libertad sexual y reflexionó sobre la persecución política, el poder y la fragilidad de la vida en momentos de cambios radicales.

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