Esta es la tercera y supuestamente última entrega de Venom que se puede describir mejor como una mezcla de escenas donde el fanático decidirá cuánta libertad darle a la película.

Venom: The Last Dance tiene una narrativa forzada que se siente mucho más larga que su duración, y de nueva cuenta encontramos a Eddie Brock (Tom Hardy) y Venom, en la misma situación al final de Venom: Let There Be Carnage.

Todavía están prófugos en México mientras saltan a través de universos alternativos. Eddie y Venom se quejan con un camarero desconcertado (Cristo Fernández) sobre su situación.

Venom también explica el origen secreto de los simbiontes y su verdadera razón para huir a otros mundos, chance finalmente gana el premio gordo cuántico cuando aparecen mágicamente en la realidad correcta, pero se enteran de que son fugitivos perseguidos.

La pareja se da cuenta de que volver a San Francisco ya no es una opción, pero las cámaras de seguridad alertan al ejército estadounidense de su presencia.

Por lo que el general Rex Strickland (Chiwetel Ejiofor) ordena que se dé caza a Eddie y Venom y se los devuelva a un lugar no tan secreto en Nevada, en el Área 51, que pronto será clausurada.

Por su parte la Dra. Payne (Juno Temple) ha descubierto mucho sobre los simbiontes. Pero ella y su fiel asistente (Clark Backo) están en desacuerdo con Strickland sobre la naturaleza de su amenaza.

Se ven obligados a poner a prueba esa teoría cuando un xenófago, un cazador de simbiontes aparentemente invencible, de alguna manera rastrea a Venom, la calamidad sobreviene aún más cuando una familia de desafortunados hippies que buscan extraterrestres se ve envuelta accidentalmente en la pelea.

La dirección de la cinta corrió a cargo de Kelly Marcel, y conto con las participaciones de Tom Hardy, Peggy Lu, Stephen Graham, Cristo Fernández, Juno Temple, Alanna Ubach, Rhys Ifans y Chiwetel Ejiofor.