El actor interpreta a un joven Bob Dylan que conquista a los seguidores del folk para traicionarlos más tarde en el Newport Folk Festival de 1965.

En la cinta Un Completo Desconocido, una obra de ficción disfrutable, fácil de escuchar y ver, sobre los primeros pasos del trayecto de Bob Dylan hacia la inmortalidad, la manera en que Timothée Chalamet baja la mirada cada cierto tiempo hace que el espectador sienta escalofríos.

Es sorprendente pero también agradable, porque Chalamet nunca ha parecido particularmente amenazador, ni siquiera en sus momentos más oscuramente mesiánicos de la serie Duna.

Parece demasiado insignificante como para interpretar a un embustero disruptivo como Dylan, pero Chalamet resulta ser un conducto ideal, ya que la música y su creador tienen un gran poder.

Dirigida por James Mangold, la película muestra lo ocurrido a lo largo de cuatro años llenos de acontecimientos que culminan con la conmoción que causó en el Newport Folk Festival de 1965 al comenzar a usar guitarra eléctrica, un acontecimiento musical sísmico.

Avanza entre romances, dramas, contratos discográficos y canciones de protesta juvenil, posteriormente Dylan llega a Nueva York un día gris de invierno, y al poco tiempo ya está paseando por la fantasía bohemia conocida como Greenwich Village, ese Valhalla creativo donde se codean artistas, diletantes, turistas y aspirantes a salvadores.

Es una introducción desfavorable, en parte porque toda la escena se ve y se siente demasiado ordenada; se siente la dirección de arte, la cosa empeora cuando Bob se cruza con un músico callejero que toca el pandero.

Las cosas mejoran considerablemente una vez que Bob empieza a encontrar su lugar en el bullicioso mundo folk de la ciudad; es ahí cuando tanto él como la película entran en un ritmo fluido.

Para ser un futuro peso pesado ha viajado ligero, con solo una mochila y una guitarra acústica con una calcomanía que dice esta máquina mata fascistas, las mismas palabras que su ídolo, Woody Guthrie, llevaba en la suya.

Bob ha venido a Nueva York, entre otras cosas, para visitar a un Woody ahora mudo (Scoot McNairy), que se está muriendo en un hospital de Nueva Jersey. Ahí, el único otro visitante habitual de Woody es el virtuoso Pete; es decir, Seeger (Edward Norton), un auténtico creyente del folk que se encariña pronto con Bob.

Un completo desconocido está basada en el libro de no ficción de Elijah Wald de 2015 Dylan Goes Electric, cuyo útil subtítulo es Newport, Seeger, Dylan y la noche que dividió a la década de 1960.

La película, escrita por Mangold y Jay Cocks, aborda estos fundamentos biográficos, convirtiéndolos en un viaje heroico fluido y familiar de gran ambición y un predecible éxito agridulce.

Es una ascensión que, cuando Bob llega a la escena folk y donde gran parte de la película está dedicada a una oposición menos satisfactoria que enfrenta a una activista rubia de ojos llorosos, Sylvie Russo (Elle Fanning), con la cautivadora sensación de pelo castaño y voz meliflua que ya es famosa cuando Bob la conoce y que pronto aparecerá en la portada de la revista Time.

Pero también está Joan Baez (Mónica Barbaro), uno de los nombres importantes que entran y salen de su órbita, a veces felizmente y a veces no, por la forma en que Bob mira a Joan, es obvio que la desea, pero como sugiere la mirada helada y punzante de Chalamet, también parece desear su éxito.

Sin duda que Un Completo Desconocido probablemente no complacerá a los puristas de Dylan; ni a nadie, en realidad, que sea partidario de la fidelidad documental en la ficción.

La película difumina y juega con los años y los acontecimientos, creando una narrativa generalmente fluida a partir de una vida desordenada, mientras echa un vistazo al mundo en general en donde destacan, la crisis de los misiles cubanos, el movimiento por los derechos civiles.

Sin embargo, mientras que las tristezas y los desagravios del mundo contribuyen a alimentar la escena folk, sus canciones de protesta que señalan con el dedo, su política y sus preocupaciones, son absorbidas por vagas nociones de autenticidad, encarnadas por el sofocantemente sincero Pete y el musicólogo más abiertamente estridente Alan Lomax (Norbert Leo Butz).

Como subraya esta película, es en gran medida una hermosa disimulación, y a veces no hay nada más auténtico que disfrutarla al máximo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *