El estreno de la cinta Wonder en 2017, un éxito comercial y crítico sorpresivo para compañía Lionsgate, una adaptación de la novela infantil de RJ Palacio, protagonizada por Jacob Tremblay como el joven Auggie, un niño con las deformidades faciales del síndrome de Treacher Collins que enseña a su familia y compañeros sobre la importancia de la amabilidad y donde sus padres fueron Julia Roberts y Owen Wilson.

Por lo que, el estudio dio luz verde a una secuela, adaptada de uno de los libros derivados de Wonder, han pasado siete años desde que se estrenó Wonder y la esperada secuela, Alas Blancas: Una Maravillosa Historia, que ha sufrido retrasos tanto por la pandemia como por la huelga, finalmente llega a cines.

Dirigida por Marc Forster y escrita por Mark Bomback, Alas Blancas está muy vagamente conectada con la película original, pero adopta un enfoque más global e histórico para el mismo mensaje sobre la importancia de los pequeños pero importantes gestos de bondad.

Bryce Gheisar regresa como Julian, el acosador de Auggie, que ha sido expulsado de la escuela por su crueldad, y ahora es el nuevo alumno de una nueva escuela, en donde lucha por encajar.

Pero Julian tiene la oportunidad de reinventarse, lo que se ve subrayado por una visita sorpresa y una lección de su abuela Sara (Helen Mirren), que cambia por completo su perspectiva sobre cómo moverse en el mundo.

La historia no trata de Julian, tan solo sirve meramente como un recurso contextual y un tenue vínculo con el mundo de Wonder, es en realidad la historia de Sara sobre su infancia en la Francia ocupada por los nazis y los desgarradores eventos que experimentó cuando era una joven judía allí.

La adolescente Sara (Ariella Glaser) es la hija adorada y privilegiada de un profesor y un médico (Ishai Golan) que vive una vida idílica en un pequeño pueblo francés.

Atraída por Vincent (Jem Matthews), ella y sus amigos se burlan del tranquilo Julien (Orlando Schwerdt), que está discapacitado por la polio, aislada de las duras realidades de la ocupación hasta que las leyes que limitan la libertad de los judíos invaden su pueblo, la familia de Sara hace planes para escapar, aunque no pueden escapar de las redadas nazis.

Sara, sin embargo, logra escapar hacia el bosque nevado y Julien la escolta a través de las alcantarillas subterráneas, lejos de la escuela, hasta el granero de su familia, donde la esconde y donde él y sus padres (Gillian Anderson y Jo Stone-Fewings) la cuidan.

Sara permanecerá allí, escondida, hasta que las fuerzas del fascismo que han infectado a su comunidad deban enfrentarse. Pero la historia trata sobre la conexión que forja con Julien y las circunstancias que le permiten aprender a evaluar el carácter a través de la humanidad y la valentía compartidas, no del estatus y el poder.

En la cinta el director Marc Forster presenta una visión un tanto desinfectada del Holocausto que es aleccionadora pero digerible para el público más joven, el entorno pastoral sigue siendo pintoresco y casi de cuento de hadas.

Como una historia maravillosa y como historia del Holocausto, el mensaje de Alas Blancas no sorprende, aunque es importante, cuidar a los demás puede significar ponernos a nosotros mismos en peligro, pero deberíamos hacerlo de todos modos.

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